Hace mucho que vengo escuchando voces desde diferentes sectores de la sociedad, quejarse del estado de descontrol y caos observado en el centro de la ciudad de Rivera. A la necesidad de forzadamente deber pagar “derecho” de estacionar incluso en aquellos lugares donde no se cobra zona azul, se suma la “reserva” de espacios que hacen algunos propietarios de comercios o los mismos cuida coches en busca de obtener algún beneficio extra. Y es así como se colocan sillas, caballetes, bancos, cajas, etc. frente a algunos locales comerciales a los efectos de allí ubicar vehículos de clientes preferenciales.
Son hechos de relevancia por la indignación que genera en los ciudadanos locales que ven cómo son tratados de manera muy diferente si comparados con el trato brindado a los visitantes. Pero a pesar de ello, hasta ahí, se podría apenas atribuirle responsabilidad a las jerarquías departamentales por no ejercer un debido control en la materia.
Sin embargo, hace algunas horas fui testigo de algo que realmente me indignó. Al pretender descender de un ómnibus en la parada de Ituzaingó casi Ceballos, tanto el vehículo en que viajaba como otros dos similares, debieron parar en medio de la calle pues el espacio reservado para los ómnibus, estaba ocupado por vehículos particulares. La situación se agravó, cuando me aprestaba a tomar una fotografía de la escena y vi como un vendedor de tarjetas de zona azul le cobrara estacionamiento a uno de los conductores que estaba estacionado en la reserva de ómnibus. No terminó ahí la cosa: este vendedor finalmente se dirigió a su supervisor a fines de rendir cuenta de la tarjeta vendida.
Fue en ese entonces que decidí consultar al supervisor, quien se identificó con el apellido Alvez, que al ser consultado me dijo que en días de mucho movimiento está autorizado a permitir estacionar en esas reservas.
Sin embargo, se rehusó a aportar el nombre del jerarca que habría impartido la orden.
Acto seguido, opté por llamar telefónicamente al Director General de Tránsito, quien negó la existencia de tal autorización.
Este tipo de cosas sí constituyen hechos de suma gravedad pues demuestran la veracidad de versiones que indican que en el centro hay una puja de poder entre la Dirección de Transito y la Inspección General y lo que es peor, termina siendo el motivo principal del descontrol que se observa en la zona.
En otro orden de cosas pero siguiendo con las situaciones descabelladas que se verifican en nuestra ciudad, la Comisión de Tránsito y Transporte de la Junta Departamental de Rivera que integro, debió tratar un asunto ingresado por un edil que hacía referencia a su preocupación por la gran cantidad de vehículos abandonados que desde hace mucho ocupan veredas en distintos puntos de la ciudad. Haciéndonos eco de la inquietud del colega, algunos ediles decidimos acompañar la misma y aprovechar la oportunidad para sugerirle al ejecutivo departamental, ordenar el cumplimiento de los artículos 4 y 5 de la Ordenanza de Tránsito departamental que establece la prohibición de estacionar vehículos sobre las aceras, especialmente a aquellos establecimientos que comercializan autos o motos y que exhiben su mercadería en las aceras. Insólitamente cuando puesto a consideración del cuerpo, la totalidad de los ediles del Partido Colorado se negó a votarlo.
Si. No leyó mal. El Partido Colorado de Rivera se negó a sugerir hacer cumplir una normativa legal. ¿Puede algo ser más absurdo viniendo de alguien que se supone ha sido electo para legislar y controlar la prolijidad y el apego a las normas?
Ante esto, no es difícil entender el porqué de muchas cosas, sobretodo la mala imagen que a pesar del esfuerzo que ponemos algunos, tiene nuestro cuerpo legislativo en la población.
Juan Antonio Pereira
Suplente de Edil (F.A)
Suplente de Edil (F.A)
