jueves, 19 de noviembre de 2015

REIVINDICACIONES DE DOCENTES DE PORTUGUÉS


domingo, 15 de noviembre de 2015

ATENTADOS EN FRANCIA: No caer en valoraciones unilaterales.

Bombardeo a Siria de enero de 2015.  Fallecieron al menos 1408 personas.
¿Hubo manifestaciones de repudio?

Me mueve en esta ocasión, la necesidad de no dejar pasar por alto el tema que desde el viernes 13 de noviembre por la noche, conmueve a la comunidad mundial.  Me refiero obviamente a los atentados perpetrados por el Estado Islámico (E.I.) en la capital francesa.  Por supuesto, para aventar suspicacias que jamás faltan, cabe aclarar que deploro y condeno cualquier acto barbárico como este; venga de donde venga.  Y es exactamente este punto el que me inquieta.  Cuando nos aprestábamos a disfrutar de lo que sería un atractivo partido de fútbol entre los seleccionados de Argentina y Brasil, los noticieros de acá y acullá nos apabullaron con noticias fragmentadas.  Era lógico; las cadenas internacionales transmitían en vivo desde los puntos donde sucedieron los hechos y las evaluaciones aún estaban por hacerse.  Sin embargo, precisamente esa movilización periodística es lo que no puede dejar de llamar la atención.  No que el tema no lo amerite, sino que lo amerita tanto, como lo ameritarían otros hechos similares ocurridos en otras partes del globo, pero en países con culturas diferentes a “nuestra cultura occidental”.  Son cotidianos y recurrentes los ataques perpetrados por países occidentales contra naciones que no comulgan con esta visión del mundo que tenemos en estas latitudes.  Son acciones tan o más terroristas que esta.  Cuestan millares de vidas, mutilaciones, destrucción de hogares y familias.  Sin embargo, no se acostumbra ver a comunidades enteras manifestarse contra ellas en plazas, con el apoyo de personalidades de la sociedad y la política, como en este caso.  No se acostumbró ni acostumbra ver a las diferentes subsidiarias de la poderosa Google embanderarse con los símbolos nacionales sirios, iraquíes, afganos, etc, como se los ve hoy enarbolando la bandera francesa. 
            Pocos dudan hoy, a pesar del silencio cómplice de los medios de comunicación y de los gobiernos, dependientes desde siempre de ese imperialismo atroz, que lo del 11 de setiembre de 2001 fue un auto atentado de Estados Unidos, que sirvió de perfecta excusa para la carnicería que sobrevendría después.  Sin embargo la comunidad internacional continúa impasible ante esa realidad que rompe los ojos de cualquiera que quiera mínimamente pensar y analizar documentación al respecto.
            Lo de Estado Islámico es demencial; no hay cómo dudarlo.  Al menos desde nuestra visión occidental y cristiana.  Sin embargo, no vendría mal preguntarnos algo que con raras excepciones, nadie pregunta: ¿Quién provee de armas y artefactos a esta organización? Pocos lo hacen y cuando lo hacen, la misma complicidad, de los mismos medios y actores, se encarga de soslayarlo.  Es así como por ejemplo, dos personalidades argentinas se atrevieron a comentar algo al respecto hace ya algún tiempo.  El Papa Francisco no dudó en decir que lo que estamos viviendo es una “tercera guerra mundial, pero en cuotas”.  La Presidente Cristina Fernández fue más allá y preguntó, sin ambages, de dónde provenía el armamento utilizado por el E.I.  Casi nadie levantó ambas noticias.  Se continúa pretendiendo hacer ver a la cultura occidental como siendo la única aceptable, mientras que del otro lado sucede de igual manera.  Y mientras esa intransigencia se mantenga desde ambos lados; mientras no exista la capacidad de reconocer y respetar la otredad, esta tercera guerra mundial seguirá cobrando víctimas inocentes y aumentando las ganancias de los mercaderes de la muerte, que son los países fabricantes de armas.
            ¿Qué consecuencias traerán los ataques a París? Es obvio: la réplica francesa al E.I, con las consecuentes muertes de inocentes en Siria.  Tan inocentes como los franceses fallecidos o heridos el viernes último. 
            Pero no olvidemos: principio tienen las cosas.  No olvidemos lo sucedido con la revista Charly Ebdo. Una publicación que durante años, desde sus portadas y sus páginas hostigó y se burló del profeta Mahoma.  La consecuencia de aquel entonces, no debió sorprender a nadie.  Quien juega con fuego, suele salir chamuscado o quemado.