Luego
de la que en mi opinión fuera una ignominiosa sesión de la Junta Departamental
de Rivera realizada el día 29 de junio pasado, creo que tengo la obligación de
efectuar algunas puntualizaciones que considero imprescindibles.
Mi condición
de legislador departamental electo por el lema Frente Amplio obliga a dar
algunas explicaciones, puesto que insistentemente se hace referencia a que dos
ediles electos por mi partido, acordaron previamente que votarían afirmativamente a tapa cerrada el
Presupuesto Quinquenal de la corporación legislativa, a cambio de ciertas
prebendas, de las cuales una de ellas, sería un cargo para la hoy ex edil Mary
Coitiño.
Con vergüenza
debo decir que en la referida sesión, efectivamente quedó confirmado tal
extremo, al haberse votado entre los seis cargos ofrecidos, el de la ex colega.
La votación
de todos los cargos obtuvo la adhesión de la totalidad de los presentes colorados
y la de las bancas del Partido Socialista, ocupada en ese momento por la edil
Ángela Queijo y de la Alianza Progresista, ocupada por su titular, el Edil
Lucio Miguel Branca. Votaron negativamente,
el Partido Nacional y las demás cuatro bancas frenteamplistas, es decir la del
MPP, lista 609, representada por Gabriel Morales y las tres correspondientes a
Compromiso Frenteamplista, lista 711, representadas por Soledad Tavares, Bequer
Vázquez y quien escribe.
Los frenteamplistas
que votamos negativamente, lo hicimos en primer término, por convicción
ideológica; en los casos de Morales y yo, ya lo habíamos hecho en el período
pasado, cuando también el Frente Amplio había recibido una propuesta
similar. Tanto en aquella ocasión como
en esta, entendemos que cualquier cargo que no sea de confianza política, debe
ser otorgado mediante los mecanismos de concurso o sorteo.
El Partido
Colorado entendió que de los seis cargos a ser ocupados, se llenarían a dedazo
limpio tres de ellos, por sorteo dos y en el caso del quinto, se otorgaría como
“premio” a los sectores frenteamplistas que habían votado el presupuesto a tapa
cerrada.
Fuimos
contundentes en las fundamentaciones a la hora de votar negativamente.
Hubo
también de las otras. El Edil Branca,
como forma de defender su posición, dijo sentirse orgulloso por haberle
conseguido un trabajo a una persona pobre y que trabajó por su partido.
Opino
meridianamente opuesto al colega, pues sigo sosteniendo que mi partido tiene
razón cuando rechaza cargos ofrecidos con nombre y apellido. Me pregunto: ¿Es válido que alguien utilice
el poder que le concedió el voto ciudadano para, desde una posición de
privilegio, negociar un cargo para sí mismo por más necesitada que pueda estar
esa persona? Creo que no. Creo que se
trata de una traición a quienes confiaron y depositaron su voto para que se las
representase desde una posición de legislación y contralor. ¿Quién puede
sostener que Coitiño es más merecedora y más necesitada de un empleo, que decenas
de compañeros que hubieran deseado ese mismo cargo y que también padecen
necesidades? ¿Quién puede asegurar que el suplente del colega Branca será más
merecedor de un empleo en la Intendencia, que otros muchísimos frenteamplistas,
que podrían haberse inscripto a un eventual sorteo o concurso?
Finalmente,
por más que el colega afirme que continúa siendo frenteamplista, no corrigió al
Presidente de la corporación cuando éste manifestó a viva voz, que ambos ediles
que habían votado junto al partido colorado, hacen ya parte de ese
espacio. Es más, me gustaría ver cuál
será la posición de las dos bancas de referencia, cuando el partido de gobierno
en el departamento requiera mayorías especiales. No me caben dudas de que el Partido Colorado
logró su objetivo: contar con los veintiún votos que le aseguran la mayoría
especial.