OBRA DEL RIVERA CASINO & RESORT PERJUDICÓ AL JARDÍN DE INFANTES 108

       

          Pocas injusticias conmueven más que aquellas que tienen como víctimas a nuestros más pequeños.  Nuestros hijos, nietos, sobrinos, hijos de vecinos, etc.  Si sabemos que alguno de ellos debe padecer alguna incomodidad o es objeto de algún tipo de apremio, solemos indignarnos mucho más que si fuéramos nosotros mismos los receptores de la agresión.

         En las últimas semanas he recibido por parte de dos familias conocidas, una información coincidente entre ambas, que refiere a un hecho que sin dudas les molestará a ustedes de la misma manera que molestó a quien suscribe.

         En ambos casos, mis amigos me comentaban de las vicisitudes que deben enfrentar sus pequeños hijos, inscriptos en el jardín de infantes nº 108, ubicado en el lugar más privilegiado de la ciudad: frente a la línea divisoria, en pleno boulevard 33 Orientales entre Uruguay y Agraciada, en los días de lluvia.  

Humedad en techo y paredes

         Todo comenzó allá por el año 2010, durante la ejecución de las obras que la empresa SACEEM hacía para construir el que hoy es el Rivera Casino & Resort.  Como se sabe, el histórico jardín de infantes es lindero con el predio que hoy ocupa el hotel de mayor destaque en la frontera.  Durante las obras para construir este último, muchas fueron las oportunidades en las que materiales se desprendían desde lo alto e iban a parar al patio o al techo del jardín.  Tanto fue el cántaro al agua, que finalmente, como era obvio suponer, la estructura de esta segunda casa de los pequeños acabó por sentir el impacto. Rajaduras en las paredes comenzaron a hacerse ver y fundamentalmente el techo sufrió las peores consecuencias.  Según me comentaban estas dos familias, desde aquel entonces uno de los salones se mantiene inutilizado durante los días de lluvia, puesto que las filtraciones de agua son tan importantes que el salón literalmente se inunda.  

 Además de ello, según me comentaran, también ha sido posible advertir que las paredes del mismo conducen electricidad, habiéndose incluso quemado las instalaciones en varias ocasiones. Refieren asimismo, que en días lluviosos, los niños deben ser trasladados a otros salones y todo el personal del jardín, abocarse a retirar el agua que incesantemente cae del techo.

         Ante mi incredulidad por los hechos narrados, uno de los matrimonios que me visitara, me proporcionó algunas muestras gráficas que tomaran en diferentes momentos y que demuestran la veracidad de sus dichos.

Materiales eléctricos quemados.

         Ante tan contundentes informaciones, procedí a entrevistarme con la Maestra Directora de la institución, quien finalmente me confirmó los dichos, comentándome también que desde ese mismo año 2010, han sido muchas las oportunidades en las que los hechos han sido denunciados a las autoridades de la Inspección Departamental de Escuelas.  Como es lógico, consulté respecto de cuáles han sido hasta ahora las respuestas obtenidas, ante lo cual la jerarca, muy amablemente, se excusó de brindar más información, por entender que debía buscar yo con las autoridades de primaria, las correspondientes respuestas. 

¿Parece un salón al que asisten niños?

         Así lo estaré haciendo en las próximas horas, por entender que casi 4 años es demasiado tiempo.  Tiempo más que suficiente como para haberle entablado una demanda judicial a la empresa SACEEM, o eventual y subsidiariamente al propio Rivera Casino & Resort, a los efectos de que se hagan responsables del daño ocasionado al Jardín 108.

         Considero asimismo, que ese debe ser el camino a seguir, puesto que no debiera ser el Estado Uruguayo, quien finalmente asuma los costos de las reparaciones.

Rajaduras luego de los movimientos de terreno de la obra.