68 míseros votos han hecho con que Rivera una vez más vaya a
contramano de la mayoría del país. Esa
fue finalmente la diferencia con la que la fórmula nacionalista se impuso en el
balotaje aquí en Rivera. Si me preguntan
qué significa eso, respondo lo mismo que dije cuando la diferencia era de 205
votos a favor de la fórmula frenteamplista: absolutamente nada. ¿A alguien le
importa ese dato, luego de la constatación de que entre el 40 y el 42% de los
colorados de Rivera desoyeron a sus líderes, volcándose decididamente a poner en
la urna la papeleta con los nombres de Tabaré y Raúl? Yo creía, honestamente,
que no. En definitiva, votitos más,
votitos menos, queda más que evidente que para mayo el panorama se hace más que
complicado para los partidos tradicionales.
Unos, los blancos, que no tienen cómo demostrar que no han estado en los
temas de mayor interés para la ciudadanía, votando desde la Junta
Departamental, alineados con sus socios colorados. A los pocos que tímidamente intentaron hacer
algo de oposición, sus compañeros paulatinamente los fueron raleando. Para colmo, de las 8 bancas electas por el
nacionalismo en su momento, quedan formalmente nada más que 6. Dos de ellas,
cargos municipales mediante o promesas a futuro, han hecho con que se bandearan
con banca y todo. De las otras no puedo hablar, porque aunque a todas luces
resulta evidente que sus titulares se han vuelto sordos, ciegos y mudos, no
puedo exponer públicamente lo que se dice en los corrillos.
El otro partido, el Colorado, rajado; partido; con gente que
arrojaba piedras a la 2000, pero que poco a poco, mansamente vuelven al regazo
de la comodidad que les da saber que sus parientes, si hacen bien el mandado,
seguirán disfrutando el miserable sueldo municipal.
Con personas que, acuerdo por
cargo mediante, disfrutan también de su condición de directores de algo, sin
siquiera honrar el sueldo que perciben, pero inundando el ciberespacio con
festejos estériles.
Impávido observo a quienes festejan tan efímero, como inútil
logro, como si el mismo fuera de relevancia. No imaginé que fuera necesario avisarles, porque los
creía inteligentes, que por más que intenten demostrar satisfacción por el
hecho de que han debido arrastrarse; vendido el alma al vil precio de la
codicia; abdicar de sus principios; hipotecar incluso su prestigio profesional
conseguido con muchos años de trabajo; deshonrar la memoria de algunos de sus
familiares, sabemos que son conscientes de que tienen la manzana rodeada y les
queda poco tiempo. Aprovechen los meses
que les queda, prolonguen un poco más esta lenta agonía que comenzó en junio, porque como dijo mi Presidente Luis Carlos López, en mayo los
vamos a "afeitar".
Viva el Frente Amplio, que no se vende y que en los próximos
meses teñirá de rojo azul y blanco la mayoría de los departamentos del país.
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