lunes, 17 de agosto de 2015

UN NUEVO ASENTAMIENTO CREADO EN RIVERA





Corría el año 2006, cuando en una noche muy lluviosa, recibí en mi domicilio a dos personas que llegaron absolutamente desesperadas por una situación que les tocaba vivir.  Representaban a nueve familias que meses atrás, incentivadas por un dirigente político que actuó con suma irresponsabilidad, ocuparon un terreno particular.  Esto generó que el propietario del terreno, al tener dificultades de comercializar los terrenos de su fraccionamiento, operara contra la intendencia de Rivera.  La respuesta recibida por los vecinos, de parte de la intendencia fue que se instalaran en otro lugar, pues en ese otro sitio se dispondrían los horcones como para que comenzaran a levantar sus nuevas viviendas.  Nueve familias, algunas de ellas con muy serios problemas, serían dejadas en la calle,, de no haber mediado un grupo de vecinos de buena fe, que nos encolumnamos detrás detrás del compromiso de no permitir semejante falta de sensibilidad social.  Se insistió mucho, muchísimo, hasta que finalmente desde el Ejecutivo departamental se accedió a brindar apoyo técnico, canasta de materiales y el terreno, para que fueran los mismos vecinos quienes construyeran sus casas.  Esas casas fueron inauguradas algún tiempo después trayendo una solución inconmensurable para aquellas familias.  Recuerdo que en aquella ocasión, el entonces Intendente Tabaré Viera, me encomendaba la tarea de informar ante la posibilidad de instalación de un nuevo asentamiento en el barrio Santa Isabel.  Pocas semanas después le advertí que comenzaban a verse movimientos y construcción de casas precarias en las proximidades de las calles Felipe Álvarez y Líber Seregni.  Jamás fui escuchado.  Hoy allí está instalado el asentamiento de mayores dimensiones de la ciudad de Rivera: La Colina.  Que a diferencia de lo que se suele escuchar en algunos medios, puedo afirmar que se trata de un asentamiento en el que los niveles de delincuencia son bastante menores que en muchos barrios de nuestra ciudad.  Lamentablemente se lo ha estigmatizado y se suele creer que aquello es tierra de nadie, cuando en verdad esa visión dista mucho de la realidad.  Por desgracia, las familias que allí viven, a cada instancia electoral reciben la visita de oportunistas de todas las tiendas políticas, que valiéndose de la necesidad de la gente van a prometer cosas que no están en sus manos resolver.  Ese lugar olvidado fue creciendo paulatinamente y hoy cuenta con algo así como trecientas casas que albergan a un número aún mayor de familias que esperan ansiosas la regularización del asentamiento.  Mucha agua ha debido pasar debajo de los puentes.  Durante todo el pasado año, la persona que debiera representar a la Intendencia en la Mesa Interinstitucional no había concurrido a una sola reunión, hasta que finalmente en la última se hizo presente;  recogió la inquietud y se procedió a dar el trámite correspondiente.  Nueve años…nueve años debieron pasar para que finalmente se reconociera por parte de la intendencia departamental, que se debía dar una solución a tan acuciante situación.

Se suele decir que el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra es el hombre.  Y ello queda confirmado con la situación que hoy se observa en una parte del barrio Mandubí.  Dirigentes políticos inescrupulosos, acompañados incluso por alguien que reviste condición de municipal, han graciosamente alentado a personas humildes a ocupar terrenos que no son suyos, generando un nuevo asentamiento que hoy ya cuenta con algo así como 15 casas. ¿Quién le otorga a esas personas inescrupulosas, la potestad de decirle a una familia que ocupe un terreno? ¿Quién les dice a esas personas, que lo que hicieron es indecoroso, por no atreverme a decir delictivo, pues no sé si ello es efectivamente así? ¿Hasta cuándo, desde el sector político mayoritario de Rivera se seguirá incentivando esas prácticas inmorales? Por desgracia creo que por mucho tiempo más, puesto que a alguno de esos dirigentes, hoy se lo premia con un empleo rentado como funcionario municipal.

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