lunes, 2 de mayo de 2011

BIN LADEN HA MUERTO ¿Qué tan tranquilizador puede resultar?

BIN LADEN HA MUERTO
¿Qué tan tranquilizador puede resultar?

         Ha querido la casualidad que un día después de que en casa de amigos tuviera la oportunidad de compartir un documental estadounidense que entre otras cosas, cuestiona fuertemente la teoría de los atentados del 11 de setiembre de 2001, me encontrara hoy, apenas al abrir mi ordenador, con la noticia de la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.
   Horas antes, veíamos absortos un cúmulo de elementos que habitualmente se desconocen porque las versiones oficiales que giran y giran por los medios de todo el mundo, se encargan empecinadamente de desconocer, ocultar, minimizar, soslayar, etc.
   Este documental, que reitero ha sido producido en los mismos Estados Unidos de América, no hace otra cosa que profundizar aún más, las sospechas que pusiera en el tapete hace algunos años, otro testimonio (este sí, más difundido) del conocido cineasta Michael Moore.
   Y luego de ver cualquiera de ambos, uno se pone a pensar no sin razón, que estamos en este mundo jugando un papel tan mediocre que hasta se podría decir que damos pena.  Somos apenas marionetas en un escenario montado por los dueños del mundo, que mueven las piolas y nos llevan de aquí para allá a su antojo, manipulando la información y por ende el curso de la historia.
    Pude saber por ejemplo, que de las 2 torres impactadas no restó más que polvo, puesto que no solo no quedaron restos de hormigón sino que tampoco se pudieron encontrar restos de mesas, sillas, computadoras, equipos de aire acondicionado, etc.   La pieza más grande hallada por un rescatista fue un trozo de teclado de un teléfono, de no más de 7 cm.  Apenas polvo.   Nadie logra explicarse la forma en que colapsaron ambas torres, si se avienen a la versión oficial que habla de derretimiento de estructura y posterior colapso de un piso sobre otro y así sucesivamente.  Pero menos logran explicar y tampoco logró hacerlo la comisión gubernamental encargada de la investigación de los hechos, cómo pudo haberse derrumbado de la misma manera la torre 7 del mismo complejo, que se encontraba a una considerable distancia de las otras dos y que ni siquiera fuera impactada por un elemento extraño, a diferencia de las anteriores.  Filmaciones que no se han dado a conocer en los grandes medios, revelan detonaciones a modo de metralla, que sugieren la técnica de demolición conocida como implosión.  Ésta podría ser la explicación para tal grado de desintegración de los 3 edificios. 
  Qué decir entonces de la “vaporización” de los otros dos aviones.  El que impactó el Pentágono y el que cayera en Shanksville.  ¿Cómo alguien medianamente sensato podría creer la versión de que se hubiera podido identificar cadáveres mediante el levantamiento de huellas dactilares, cuando a su vez se dice que de los restos de los aviones no quedó nada porque los mismos fueron vaporizados por la altísima temperatura del combustible siendo consumido por el fuego?  ¿Qué fuego podría vaporizar aleaciones de aluminio y acero, como las que componen las turbinas de los aviones y a su vez dejar intactas las huellas dactilares de los cadáveres?  La notable pieza en video termina preguntándose ¿quién podría creerse que unos tipos en una cueva allá en Afganistán pudieran haber orquestado semejante atentado?
    Y más difícil de creer, resultó conocer los pormenores que luego se dieron a conocer sobre las participaciones de figuras como Dick Cheney o Condoleeza Rice en suculentos negocios efectuados por empresas que los tenían como socios, en las siguientes invasiones a Afganistán e Irak.
     Ahora, aparece sorpresivamente muerto en una incursión militar estadounidense, el enemigo público número uno del mundo occidental, Osama Bin Laden.  Aparece es apenas una forma de decirlo, porque una vez más, los muchachos del norte nos toman por giles y pretenden hacernos creer que se deshicieron del cadáver echándolo al mar para evitar que el lugar donde fuera sepultado, se transformara en sitio de peregrinación y adoración por parte de sus seguidores.
    ¿Hacía falta tanta desprolijidad y des respeto a la opinión pública mundial?
     A pocas horas del hecho, inundan las pantallas de televisión del mundo entero y las portadas de todos los medios electrónicos y escritos, las opiniones de personas de las más variadas creencias políticas y religiosas que ponen en duda la veracidad de la muerte del terrorista o al menos la fecha del suceso.
     De lo que sí no deben quedar dudas, es que la cruzada contra el “terrorismo” que emprende el gobierno de Estados Unidos seguirá.  Muerto el perro, no se acaba la rabia, ya se visualizan otros “perros” que ocuparán el lugar de Osama, porque de algo sí cada vez más la población mundial es conciente:  la guerra es el mejor negocio para quienes trafican con vidas humanas.

                                                                    Juan Antonio Pereira Sander

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