domingo, 24 de noviembre de 2019

NO ES DERROTA




    Al momento de hacer esta columna, todo indica que a pesar de la remontada de los últimos momentos que nos hiciera ilusionar a los frenteamplistas, Luis Lacalle Pou será el Presidente de la República a partir del 1º de marzo próximo. 
Sin embargo, el sabor de este resultado, no es el mismo que supuse que tendría hasta hace pocas horas.  Si me guío por los indicadores de las empresas medidoras de opinión pública, debo decir que hasta las 20:30 de este domingo 24, una eventual derrota sería tomada con mucha desazón por mi parte y por parte de la enorme mayoría del pueblo frenteamplista.  No estoy feliz, ni mucho menos.  Pero siento un enorme alivio.  Pienso que este pueblo uruguayo ha demostrado, tal como dije hace pocos días, que a diferencia de las infelices expresiones del dirigente nacionalista Juan Andrés Ramírez hijo, confía en este sistema electoral.  No escuché a nadie que dijera que una diferencia tan exigua como la que se observa, obedezca a un intento de fraude.  Ramírez, que hace sus primeras armas en política, cae en un grosero off side, que ciertamente le hace ver mal por sus propios correligionarios.
Ni que hablar de la satisfacción y alivio que tengo, al ver que el video del General Manini y el editorial del Centro Militar merecieron un profundo rechazo por parte de la ciudadanía.  Alivio, porque más allá que los politólogos o dirigentes de la oposición no lo quieran reconocer abiertamente, queda muy claro que la ciudadanía rechazó enérgicamente y en las urnas, los exabruptos proferidos por unos carcamanes que ningún favor le hacen ni a la institución militar, ni a la institucionalidad, ni menos aún al país.
Una eventual derrota en estas condiciones, abre la posibilidad de que habiendo dejado una imagen muy positiva, avalada por casi la mitad de los uruguayos, en cinco años posibilitará el regreso al poder de nuestro Frente Amplio. 
Para ese entonces, deberemos haber lamido nuestras heridas, hecho la inevitable autocrítica y proponernos hacer cosas que nos quedaron en el tintero, sea por la razón que fuera.
A medida que hablo, los números siguen siendo favorables al candidato opositor y ya se confirma en este momento, que no conoceremos oficialmente el nombre del futuro presidente hasta el viernes.
Pero lo que no necesita espera alguna, es el orgullo de ser integrante de esta fuerza constructora, como decía el gran General Seregni, el General del Pueblo. Ser integrante del mayor partido político del país desde hace muchos años.  Ser integrante del partido que en solitario, contra siete u ocho partidos que desde hace un mes gritaban “que se van, se van”, y que les tiene hasta este momento con las banderas bajas, quietas, expectantes, muy lejos de la euforia que creían podrían tener.
Y creo que la soberbia que demostraron durante las últimas semanas, deberá dar paso a un necesario cambio de actitud, porque no creo que se atrevan a gobernar de espaldas a la mitad de la ciudadanía.
¡Arriba, Compañeros! Ahora vamos por las elecciones departamentales, mientras preparamos la estrategia para el 2024.

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