Son la familia compuesta por Valiente, Silvia y sus dos hijos. Han luchado contra el crudo invierno vendiendo leña durante horas, soportando las temperaturas más bajas para ir juntando peso a peso y de esa manera adquirir los materiales para la obra. Hace algunos meses vi cómo comenzaban a levantar la que sería su morada. Ahora han logrado instalar un humilde comercio de comestibles que de manera muy prolija se va ganando la clientela. Trabajan desde las 8 de la mañana y se van hasta pasada la medianoche, sin cerrar al mediodía. Duermen allí mismo, pues tienen temor al vandalismo de la zona. Pero en la actualidad su mayor preocupación no es el vandalismo. El mayor peligro viene en forma de arañas, sapos , víboras, alacranes, etc. que provienen de los terrenos que circunvalan el suyo.
Han sido visitados por el Director de Vialidad Urbana, Ing. Ernesto Costa; Han visitado al Secretario General Abilio Briz; Han golpeado mil y una puertas; Les pidieron que presentaran solicitudes por escrito; Lo han hecho; Ahora están cansados y preocupados, pues ven que todos sus esfuerzos por hacer bien las cosas han sido inútiles. Les han respondido que sus notas se han extraviado en la Dirección de Obras.
No tengo que hacer ningún esfuerzo para creerles, porque he podido comprobar que cuando en Agraciada 570 alguien se pone terco, no hay con qué darle.
El día 14 de noviembre presenté el tema en el seno de la Junta Departamental y un mes y algo después recibí una respuesta absurda. Pero mejor que lo que les pueda narrar, será que vean y escuchen ustedes mismos algo de lo que sucede con la familia de Valiente y Silvia.
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