domingo, 21 de noviembre de 2010

¿POR QUÉ DEBERÍA HABLAR CON FREDY FERNANDEZ?

                Hace apenas unas horas recibí una invitación que de antemano me había dispuesto a declinar.  Objetivamente debo reconocer que desconozco las intenciones que perseguía el autor de la misma.  Aún así, ya estaba resuelto a declinar.
  El hecho se produjo al recibir una llamada telefónica a mi domicilio, en la que el periodista comenzó diciendo que había leído mis expresiones vertidas en el seno de la última sesión ordinaria del deliberativo departamental y que le habían parecido interesantes, por lo que pretendía dialogar al respecto. 
  Quien lea estas líneas estará en todo su derecho de pensar que incurrí en el error de prejuzgar y que de esa manera, producto de mi acción, cometí en primer lugar una descortesía, en segundo, un error estratégico y en tercer lugar, el error de dejar pasar una oportunidad de amplificar mi manera de pensar y el accionar que vengo desempeñando en la Junta Departamental de Rivera.
   Tal vez así sea; sin embargo, confieso que haber tomado esa actitud fue como haberme sacado un enorme peso de encima que cargaba desde hace bastante tiempo;  diría que desde unos cuantos años; desde que comencé a advertir que en el profesional afloraba un marcado sentimiento anti frenteamplista. 
  Obviamente no considero criticable el sentimiento propiamente dicho.  Todos tenemos en nuestros más íntimos fueros, sentimientos de admiración o de rechazo hacia personas o instituciones.  Pero cuando un sentimiento pasa a exteriorizarse de manera tan evidente, como considero que lo hace, diciendo cosas sumamente agresivas y agraviantes, mezclándolas con medias verdades o literalmente mentiras, a la vez que se repite durante días, semanas, meses o años una misma perorata, que no me caben dudas busca desestabilizar la fuerza política que hoy gobierna el país, siento que realmente no soy bienvenido en una entrevista.
  Durante la breve charla que mantuvimos, me quedaba aún más claro que el fin que perseguiría la entrevista no sería el que me proponía, sino que se buscaba continuar lo que según me cuentan, desde el jueves viene siendo el eje de la temática en el programa en cuestión: la sesión de la Junta Departamental en la localidad de Vichadero.  Y realmente, creo que no sería yo el que debiera opinar al respecto.  Si se quiere cuestionar a la presidencia de la corporación, se debe llamar a la persona indicada.  Tal vez de esa manera, la Presidente pudiera explicar que se contrataron dos ómnibus porque estaban anotadas previamente más de 70 personas entre Ediles  y suplentes de Edil.  Tal vez pudiera decir la Presidente, que en sala estuvieron 4 ediles titulares del Frente Amplio y no dos como se dijo en los micrófonos del programa.  Pero eso lo podría decir la Presidente o en su defecto, un Edil y no yo, apenas un segundo suplente de Edil.
  Me queda claro que alguien le vende pescado podrido al periodista.  Porque si no asiste a las sesiones de la Junta y no escucha las transmisiones de lo que él considera una “radio ilegal”, las informaciones que maneja son
antojadizas, parciales, interesadas, etc;  en definitiva, poco serias.
  Tan parciales, inexactas y poco serias, como la que le hicieron llegar y que hace con que hasta hoy haya creído que yo provenía de las tiendas del Partido Nacional y que “me había subido al carro del éxito”, según sus expresiones.  Nada más alejado de la realidad.  Nunca fui y nunca seré blanco, a pesar del respeto que me merece el partido de Oribe.
   Hace 4 años, un dirigente barrial que competía conmigo en las elecciones de comisiones vecinales, utilizó muchos minutos del programa en cuestión para mentir respecto de lo que era la comisión vecinal que yo presidía en aquel momento.  A pesar de haberlo solicitado en dos oportunidades, no se me permitió mostrar la otra cara de la moneda.  Pasada esa elección, luego de la derrota de la lista que yo encabezaba, llegó a decir que no había funcionado el comité de base del barrio.  Quienes viven en Santa Isabel y me conocen, saben que ningún comentario podría haber sido más injusto.  Jamás mezclé la política partidaria en las cuestiones de la Comisión Vecinal. 
  Hace dos años, en el mismo programa, alguien dijo que quien suscribe y otra persona que no quiero involucrar en el tema, nos habíamos retirado de la murga “La Nueva Reina” porque no queríamos cantar letras contra el gobierno nacional.  Tampoco en esa oportunidad se me permitió desmentir semejante falacia. 
  Al comenzar este período legislativo, hice un esfuerzo por sorber el trago amargo y accedí a dos entrevistas.  En la segunda no se hizo esperar el efecto de la hiel. En medio de la nota, pretendió el entrevistador que emitiera un comentario sobre algo acerca de lo cual aún no tenía toda la información necesaria como para formarme una opinión al respecto.  Luego de ello, pasó inmediatamente al típico estilo de opinólogo en lugar de entrevistador, cuestionando mi carencia de información o mi supuesta falta de valentía para emitir un comentario.
  ¡BASTÓ  PARA MÍ!
  A partir de allí, pasé a preguntarme lo del título: ¿por qué debería hablar con Fredy Fernández?
  Si no debo favores políticos;  si no le debo empleo a nadie; si no pretendo con mi labor en la junta otra cosa que trabajar denodadamente por 5 años en pos de lograr mejoras para la ciudadanía; si no pretendo tampoco “hacer carrera política”;  pero sobretodo, si no ofendo a nadie al sencillamente rechazar una invitación… sigo pensando que no tengo por qué arrepentirme de la decisión que tomé.

Juan Antonio Pereira Sander
Suplente de Edil  /  F.A

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