miércoles, 14 de septiembre de 2011

EVOLUCIÓN DEL SALARIO MÍNIMO NACIONAL EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS.




Media Hora Previa en la Sesión Ordinaria de la Junta Departamental de Rivera el día miércoles 14 de setiembre de 2011

              Muy a mi pesar, que creo que aquí debiéramos tratar exclusivamente temas sobre los cuales tengamos algún poder de decisión o contralor, cada vez más a menudo pasamos varios minutos oyendo lo que algunos pretenden sean cátedras de historia.  Una historia retorcida, parcial,  antojadiza, y sobre todo malintencionada.  Esa historia en la que se pretende hacer creer a algún púber que los problemas de nuestro país comenzaron en el 2005 y que antes de ese año vivíamos en un verdadero paraíso.
  También hay quien a menudo nos sugiere tener memoria.  Pues bien:  si vamos a hablar de historia propongo ir aquí nomás, muy cerquita en el tiempo para que todos podamos hacer memoria y recordar con claridad algunas cosas que sin ninguna duda todos quienes aquí estamos pudimos vivir, porque ninguno de nosotros es tan joven como para no saber lo que en el Uruguay sucedía hace apenas algunos años.
  Para ello voy a tomar como ejemplo algo que es extremadamente sensible a todos, especialmente a aquellas familias de condición más humilde: el salario mínimo nacional.
  A la salida de la dictadura, palabra que aborreceré por siempre, al igual que a aquellos que la propiciaron y a los que aún hoy la defienden, el salario mínimo en nuestro país era de  apenas 6 pesos, para terminar el primer gobierno democrático en 61 pesos. El gobierno del doctor Lacalle culminó con un salario mínimo de 525 $.  El segundo gobierno del doctor Sanguinetti llevó ese valor a 1.040.
  El doctor Batlle,  terminó su gobierno dejando un salario mínimo de 2.050 pesos.
  Pero acá vamos a detenernos por un instante para analizar cómo se llega a ese valor y en qué momento se lo eleva a esa cifra. 
  Cuando el comienzo del año 2004, el salario era de 1.242 pesos y el 1º de enero de ese mismo año, el “divertido” gobierno del inefable doctor, lo elevó a 1.310 pesos (68 pesos de aumento). 
  Pero al finalizar el período electoral, luego que el partido colorado hubiera sido poco menos que aniquilado electoralmente, como un acto de venganza contra quienes supieron asestarle la mayor derrota de su historia, aquél que tantas veces había sido candidato frustrado para finalmente entrar en la historia como presidente, se despedía para siempre de los cargos electivos aumentando generosamente el valor del sueldo mínimo a 2.050 pesos.  740 pesos de aumento de un plumazo. 56% de aumento que pagaría otro, porque la incapacidad de su gobierno divertido no había podido superar el 25 % de aumento en 4 años y medio.
  Muy a pesar del doctor Batlle, lejos de amilanarse, el primer gobierno de izquierda, apenas al asumir lo llevó a 2.500 pesos, luego a 3.000 y siguió su ascenso. 
  Hoy, ya en el segundo gobierno frenteamplista el sueldo mínimo nacional supera los 6.000 pesos.  Pero paralelamente a ello, se observa un para nada menor detalle.  Los índices inflacionarios más bajos de las últimas décadas.  Aún con crisis internacionales que hicieron y hacen tambalear las economías más sólidas del orbe, el Uruguay no dejó de crecer, ni tampoco su salario mínimo nacional.  La tan mentada coyuntura internacional que algunos utilizan como muletilla, aparentemente es más coyuntural por aquí. En Uruguay ya no nos limitamos a míseros reajustes que no eran otra cosa que monedas que cuando las recibíamos, ya habían sido deglutidas por la inflación.  Los aumentos actuales son reales y eso queda reflejado en el incremento del consumo, en el índice de turismo interno, en el hecho de que las tasas de ocupación son altísimas,  En fin,  quien no lo advierte es porque no quiere.   Los hechos son hechos y los números son números. No mienten.
  En otro orden de cosas y viniendo al plano departamental, debo decir con pesar que lamento profundamente que a 9 meses de haber presentado un pedido de informes, a 8 de haberlo reiterado y a 2 de hacerle entrega de una nueva copia en propias manos al señor Intendente, aún no he recibido respuesta a mi inquietud respecto de los trabajos que efectúa para el departamento la empresa que brinda servicios de barométrica.  Una vez más, observación del Tribunal de Cuentas mediante, se cuestiona su contratación. No creo que pueda ser difícil responder cuáles son los métodos utilizados para verificar que lo declarado por la empresa en cuestión, se ajusta a la realidad y que por consiguiente, las arcas departamentales no están pagando algo fuera de lugar.  Me gustaría suponer que existe algún método de control, pero pido que mis palabras pasen al Sr. Intendente Departamental para que recuerde que debe responder los pedidos de informes.  De lo contrario y mientras tanto, tengo todo el derecho de sospechar que algo no muy claro se desea ocultar.

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